Asegurando un Entorno Seguro
'Safeguard the Children' es un programa integral diseñado para promover un ambiente seguro para niños, jóvenes y adultos vulnerables y prevenir el abuso sexual infantil. El programa se inició en todas las diócesis en los Estados Unidos bajo la dirección de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB).
Prácticas específicas de la parroquia de San José
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Todos los voluntarios, el personal y el clero deben estar certificados por VIRTUS®, independientemente de si trabajan con niños o no.
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Todo el personal de la parroquia debe realizar una verificación de antecedentes.
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Los niños son supervisados no solo dentro del salón, sino también alrededor de la parroquia, incluidos los viajes al baño.
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Nuestros jóvenes están restringidos a ciertas secciones de la parroquia para garantizar la supervisión de un adulto.
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No se permiten niños en la rectoría.
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Un adulto no puede conducir solo con un adolescente / niño que no es un pariente para actividades fuera de la Parroquia.
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Cualquier actividad parroquial que involucre niños debe incluir adultos certificados por VIRTUS®.
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Todos los padres que tienen estudiantes en el programa de Educación Religiosa deben estar certificados por VIRTUS® el primer día de clase.
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Megan’s Law
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Revisamos el sitio de Megan’s Law y no toleramos a nadie mencionado.
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Si está siendo abusado, ha sido abusado o conoce a alguien que está siendo abusado y necesita ayuda para hacer un informe, llame al Ministerio de Asistencia a las Víctimas de la Arquidiócesis de Los Ángeles al (800) 355 - 2545
También puede buscar ayuda directamente comunicándose con uno de los Servicios de Protección Infantil o una de las Agencias de Policia. En una emergencia, llame al 911.
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Línea directa de abuso infantil del condado de Los Ángeles
(800) 540 - 4000 -
Unidad de control de investigación para todos los informes de abuso infantil
(213) 486 - 0530 -
Departamento del Sheriff del Condado de Los Angeles Oficina de víctimas especiales
(562) 946 - 8531
“VOS ESTIS LUX MUNDI”
Vosotros sois la luz del mundo.
Papa Francisco
«Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte» (Mt 5,14). Nuestro Señor Jesucristo llama a todos los fieles a ser un ejemplo luminoso de virtud, integridad y santidad. De hecho, todos estamos llamados a dar testimonio concreto de la fe en Cristo en nuestra vida y, en particular, en nuestra relación con el prójimo.
Los delitos de abuso sexual ofenden a Nuestro Señor, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas, y perjudican a la comunidad de los fieles. Para que estos casos, en todas sus formas, no ocurran más, se necesita una continua y profunda conversión de los corazones, acompañada de acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia, de modo que la santidad personal y el compromiso moral contribuyan a promover la plena credibilidad del anuncio evangélico y la eficacia de la misión de la Iglesia. Esto sólo será posible con la gracia del Espíritu Santo derramado en los corazones, porque debemos tener siempre presentes las palabras de Jesús: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Aunque ya se ha hecho mucho, debemos seguir aprendiendo de las amargas lecciones del pasado, para mirar hacia el futuro con esperanza.
Esta responsabilidad recae, en primer lugar, sobre los sucesores de los Apóstoles, elegidos por Dios para la guía pastoral de su Pueblo, y exige de ellos el compromiso de seguir de cerca las huellas del Divino Maestro. En efecto, ellos, por razón de su ministerio, «como vicarios y legados de Cristo, gobiernan las Iglesias particulares que se les han confiado, no sólo con sus proyectos, con sus consejos y con sus ejemplos, sino también con su autoridad y potestad sagrada, que ejercen, sin embargo, únicamente para construir su rebaño en la verdad y santidad, recordando que el mayor ha de hacerse como el menor y el superior como el servidor» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Lumen gentium, 27). Lo que compete a los sucesores de los Apóstoles de una manera más estricta, concierne también a todos aquellos que, en diversos modos, realizan ministerios en la Iglesia, profesan los consejos evangélicos o están llamados a servir al pueblo cristiano. Por tanto, es bueno que se adopten a nivel universal procedimientos dirigidos a prevenir y combatir estos crímenes que traicionan la confianza de los fieles.
Deseo que este compromiso se implemente de manera plenamente eclesial, y que sea una expresión de la comunión que nos mantiene unidos, mediante la escucha recíproca, y abiertos a las aportaciones de todos los que están profundamente interesados en este camino de conversión.
Opinion de un Sacerdote (Inglés)
“Carta a una Iglesia que Sufre”
por el ObispoBarron
El escándalo de abuso sexual ha asediado a la Iglesia católica durante los últimos treinta años, y sigue haciendo estragos hasta el día de hoy. Ha sido una obra maestra diabólica, que ha afectado en todos los sentidos la obra de la Iglesia, arruinando innumerables vidas a su paso.Comprensiblemente, muchos católicos se preguntan “¿debería permanecer?, ¿por qué no abandonar este barco que se está hundiendo antes de que me arrastre a mí o a mi familia?”.
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Para los católicos que cuestionan su fe, buscando desesperadamente aliento y esperanza, este libro les ofrece razones por las cuales permanecer y luchar por el Cuerpo de Cristo.